CENTRO PÁRRAGA/ Consejería de Cultura de Murcia_ abril 2009
Curador David Pérez
Sin círculos, sin retornos: el dibujo tan sólo
No siempre sucede así, de ahí que sea esta circunstancia que ahora llama la atención lo primero que debe quedar subrayado en nuestro discurso: inicio y llegada poseen en el caso de las flores negras presentes en esta exposición, una compartida identidad y un similar significado. Esta paradójica identificación semántica que opera entre contrarios resulta, sin embargo, bastante compleja de extrapolar a otros discursos y circunstancias. La dificultad que entraña establecer un paralelismo como el citado se debe a que nos movemos en un espacio en el que lo habitual es que acaezca lo contrario, hecho que, incluso, llega a tener una directa repercusión en las prácticas artísticas —ámbito que podría ser considerado, en un primer momento, menos lineal en sus lecturas e interpretaciones de lo que en realidad es—. En este sentido, se ha de tener en cuenta que la apreciación más frecuente y reiterada es que todo comienzo sea tomado como un paso previo y que todo inicio actúe como un esbozo, es decir, como el germen —en muchas ocasiones imperfecto— de un maduro desarrollo posterior. A pesar de lo extendido de esta consideración, así como del peso que la misma detenta, se puede señalar que en Arder en mar de hielo Nieves Torralba transgrede este tácito acuerdo al transformar lo preliminar en definitivo y al convertir el punto de partida en punto de llegada.
La exposición se divide en dos partes. Por una parte se muestra la serie de dibujos titulada Perfume de flores negras, formada por una veintena de dibujos a grafito sobre papel realizados en un periodo que va del año 2004 al 2009, y con medidas que oscilan de 70 x 50 cm a trípticos de 70x 150 cm. Bajo este título genérico coexisten dos series claramente diferenciadas tanto en el tema como en el tratamiento plástico.
La segunda parte de la exposición está formada por cuatro instalaciones gráficas de gran tamaño (la mayor mide 3,20 x 12 m.) realizadas exprofeso para la Sala 3 del Centro Párraga, y que permiten con su cambio de escala, pasear por el espacio tridimensional que a modo de jardín aparece ante nuestros ojos en este lado del espejo.
Arder en mar de hielo
Curador David Pérez
Sin círculos, sin retornos: el dibujo tan sólo
No siempre sucede así, de ahí que sea esta circunstancia que ahora llama la atención lo primero que debe quedar subrayado en nuestro discurso: inicio y llegada poseen en el caso de las flores negras presentes en esta exposición, una compartida identidad y un similar significado. Esta paradójica identificación semántica que opera entre contrarios resulta, sin embargo, bastante compleja de extrapolar a otros discursos y circunstancias. La dificultad que entraña establecer un paralelismo como el citado se debe a que nos movemos en un espacio en el que lo habitual es que acaezca lo contrario, hecho que, incluso, llega a tener una directa repercusión en las prácticas artísticas —ámbito que podría ser considerado, en un primer momento, menos lineal en sus lecturas e interpretaciones de lo que en realidad es—. En este sentido, se ha de tener en cuenta que la apreciación más frecuente y reiterada es que todo comienzo sea tomado como un paso previo y que todo inicio actúe como un esbozo, es decir, como el germen —en muchas ocasiones imperfecto— de un maduro desarrollo posterior. A pesar de lo extendido de esta consideración, así como del peso que la misma detenta, se puede señalar que en Arder en mar de hielo Nieves Torralba transgrede este tácito acuerdo al transformar lo preliminar en definitivo y al convertir el punto de partida en punto de llegada.
La exposición se divide en dos partes. Por una parte se muestra la serie de dibujos titulada Perfume de flores negras, formada por una veintena de dibujos a grafito sobre papel realizados en un periodo que va del año 2004 al 2009, y con medidas que oscilan de 70 x 50 cm a trípticos de 70x 150 cm. Bajo este título genérico coexisten dos series claramente diferenciadas tanto en el tema como en el tratamiento plástico.
La segunda parte de la exposición está formada por cuatro instalaciones gráficas de gran tamaño (la mayor mide 3,20 x 12 m.) realizadas exprofeso para la Sala 3 del Centro Párraga, y que permiten con su cambio de escala, pasear por el espacio tridimensional que a modo de jardín aparece ante nuestros ojos en este lado del espejo.
Perfume de flores negras 1, 2004
Lápiz grafito sobre papel
70 x 50 cm
Perfume de flores negras 2, 2004
Lápiz grafito sobre papel
50 x 70 cm
Perfume de flores negras 3, 2004
Lápiz grafito sobre papel
70 x 100 cm
Perfume de flores negras 7, 2004
Lápiz grafito sobre papel
70 x 100 cm
Perfume de flores negras 4, 2004
Lápiz grafito sobre papel
50 x 140 cm
Perfume de flores negras 6, 2004
Lápiz grafito sobre papel
50 x 140 cm
Perfume de flores negras XII, 2005
Lápiz grafito sobre papel
70 x 100 cm
Perfume de flores negras XV, 2005
Lápiz grafito sobre papel
70 x 100 cm
Perfume de flores negras XVII, 2007
Lápiz grafito sobre papel
70 x 50 cm
Perfume de flores negras XVIII, 2007
Lápiz grafito sobre papel
70 x 50 cm
Perfume de flores negras XVI, 2007
Lápiz grafito sobre papel
70 x 50 cm
Perfume de flores negras XIX, 2007
Lápiz grafito sobre papel
70 x 50
Perfume de flores negras XX, 2007
Lápiz grafito sobre papel
70 x 150 cm